Cuando nos asomamos a un paisaje, nos satisface ver lo bello que es todo en la naturaleza. En ese paisaje hay miles de espacios habitados que están integrados, por eso no los vemos, son los hábitats de los animales. Su integración es tal que pasan camuflados. El hombre cuando hace una casa irrumpe totalmente y no respeta lo que hay alrededor sino que impone su presencia muchas veces degradante. Llega a un lugar e imponen su sistema y sus normas. Más allá de ser respetuoso con ese conjunto, las ciudades son una lámina de aislamiento del subsuelo, de la madre tierra, a través de las aceras, asfalto y edificios que raramente dejan que la tierra respire.
Martínez Martínez, Angel: Bioconstrucción. Cómo crear espacios saludables, ecológicos y armoniosos. Madrid: Ediciones i, 2015
La madera laminada ofrece en las juntas de encolado una resistencia estadísticamente superior a la propia de las fibras de la madera. Las juntas de encolado, por su elasticidad, permiten una transmisión de esfuerzos homogénea a lo largo de toda la viga. Los coeficientes de seguridad en cuanto a minoración de resistencia con los que actualmente se calcula son superiores, de media, a un 300%. Existen edificios con estructura de madera laminada encolada en uso desde hace más de un siglo, al igual que construcciones de principios de los años sesenta con más de 100 metros de luz.
Gauthier, Paul: La construcción con madera laminada: manual técnico. Pamplona: Paul Gauthier S.A, 2003