06-TRAVESTIR

 

HISTORIA DE UN SUEÑO SURREAL

Hacía mucho tiempo que no escribía. Hoy vuelvo a tener aquella sensación que antaño me sobrecogía, me revolvía las entrañas. Intentar vaciarme, dejar salir una emoción intensa que me oprime cada vertebra. Ayer viajé, fui más allá de donde nunca fui, vi cosas, entré en lugares, en el fondo de mi cabeza.

Sentía una melodía, notas sueltas que se entrelazaban en un espacio blanco. Y de repente aquellas montgolfieres. ¿Puede un espacio abstracto adquirir matices distintos? estaba en el aire, estaba en un circo. Miles de personas subían por escaleras de hilos hacia aquello que vuela, lo que se escapa de la gravedad del día a día. Era un estadio. Era un paraje, un espacio de líneas curvas como el útero. Ruedas de noria herían las entrañas de aquel lugar. En el aire seguía flotando aquella melodía.

Observaba desde lo alto una carretera, matices melancólicos acompañaban al silencio lleno que se cernía sobre ella. Una comitiva de viajeros nadaba sobre su superficie, el acantilado protegiéndola. Me sentía embargar por una calma absoluta, mi mente fluía… la horizontalidad de la carretera, el carácter absoluto del movimiento contenido. Las calzadas son líneas horizontales de flujo, en dos direcciones. Y yo, desde arriba, quería que hubiese una tercera, transformar el camino en un derrame vertical, liberar la tercera dimensión congelada. Empecé a ascender por la carretera, que ya no era tal, sino escalera, ascensor. Tobogán.  La horizontalidad dejó paso a la verticalidad, la definición subyacente moría dentro de los brazos de la apariencia. La carretera seguía siendo carretera, el viajero la seguía usando….

Por la estrada vertical llegué a un edificio que había sufrido la misma metamorfosis. Aquello que antes era horizontal, ahora era vertical. A diferencia de la carretera, el edificio sí que tenía previamente elementos verticales, como los pilares o los muros. Cuando entré, los muros eran pavimentos, los pavimentos eran cerramientos, la planta se había convertido en sección, el alzado había desaparecido. Salí a contemplar el alzado inexistente y fue en ese momento cuando empecé a darme cuenta que descendía a los infiernos. El mundo se hacía añicos

Una visión real. El universo se despedazaba. Aquello que fue materia en aquel momento simplemente eran fragmentos, esquirlas dinámicas que caían a la velocidad de la explosión. Lo roto, lo supraacabado se desmaterializa en medio de un mundo que seguía siendo real, la inconsistencia contra una consistencia efímera. Juntos en una misma escena. No hace falta la paleta del pintor, los colores, muertos, se han quedado atrás. Desde la montaña se observaba la destrucción. Lo extraño era que yo quería entrar, quería adentrarme aquel averno, casi como si tuviera, ocultas en algún lado, las características de una morada. Sentarme sola en un mundo de caos, sola, con las rodillas contra el pecho en posición fetal, y el resto volando sobre mi cuerpo. Casi una caricia. Y, más allá, la melodía, lo contenido, el equilibro de la materia.

Seguí caminando.

En un campo de trigo coexistía la belleza dorada, el viento, y un agujero traído de una realidad paralela. Recordé la Guerra de las Galaxias, las Cárceles de Piranesi, los grabados dei Grignani. De nuevo la horizontalidad contra la verticalidad, pero esta vez el pozo contenía en un fondo un halo adicional, lo opuesto a la plenitud del campo, a la completa libertad y desahogo que reinaba en el espacio exterior. Prometía un mundo de artificio, un lugar de sol eléctrico, de tragaluces, de respiraderos.

Me adentré en las profundidades, casi como Dante. “Dejad todas las esperanzas vosotros que entrais…”. Bajé.

En el mundo real cualquier elemento extraño adicionado a uno cuotidiano crea una atmósfera surreal. En el mundo artificial lo surreal es lo cuotidiano, los objetos artificiales coexisten y se alejan de un concepto que se les atribuye por lapsos de tiempo breves. Aquello que fue inodoro luego fue fuente con Duchamp y, aquí, ha dejado de escupir agua. Lo fluido e informe se vuelve un patrón rígido repetido. Lo incoloro es de un rojo intenso. El fluir y derramar se atasca y se paraliza en un estado aparentemente inmutable. Dentro de una hora alguien destruirá la fuente y convertirá las siluetas en algas.

Las esquirlas de la explosión en el mundo de arriba han sido almacenadas en este lugar paralelo donde todo coexiste, donde los conceptos se mezclan o transmutan. Los fragmentos del mundo se reconstruyen en una pérgola liviana, que dejaría pasar la luz del sol si lo hubiera. La ingravidez las mantiene a flote, la similitud las une.

Bajo la pérgola se coge el metro. El estrés de cada día aún flota en el aire, pero cientos de muñecos de peluche lo absorben en sus entrañas. Lo artificial inunda aquel lugar donde yo solía pasar las mañanas y las tardes, el nexo de unión entre el destino y el origen cobra interés. Necesariamente aparece la sensación de descoloque. Mete el compañero de la cama en el metro y haz desaparecer a las personas. Quita el estrés, trae la reminiscencia del sueño y tendrás un lugar surreal.

 

Hacía mucho tiempo que o escribía, pero necesitaba sentirme viva, necesitaba encontrar aquellos pensamientos que se ordenan a través de la escritura porque mi mente se había extraviado en espacios de contraste, en lugares oníricos y faltos de coherencia. Necesitaba volver a sentir que mi yo no se perdió, palpar, medir cada palmo de mi materia. Decir: no se si estoy viva, pero soy real.

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diagrama-03, trastorno mental inducido

http://prezi.com/dydoksiebxay/present/?auth_key=fpvxttr&follow=0cv1qdcmjpve

En enlace de arriba es un documento prezi que permite acercarse al diagrama e irse moviendo sobre él con una calidad aceptable.

Trastorno Inducido es una propuesta arriesgada: ¿quieres entrar en estados mentales paralelos?

Tras haber analizado cuales fueron los trastornos mentales de algunos de los grandes creadores, genios y artistas (Vincent Van Gogh, Séraphine Louis, Edvard Munch, Adol fWölfli, Josef Förster, Steve Jobs, Isaac Newton, Ludwig Van Beethoven…) , deduje que había ciertos trastornos que se repetían en la figura del genio. Se pone una hipótesis es posible inducir un trastorno mental a través de situaciones provocadas por lugares arquitectónicos. El DSM IV es el manual que recoge todos los trastornos mentales que hasta la fecha se han clasificado como tales. Enuncia además aquellos patrones a través de los cuales un psiquiatra podría asignar un trastorno u otro. 

El diagrama parte de aquellos espacios que puedan inducir a situaciones desencadenantes de los trastornos mentales que podrían provocar un estado mental mucho más creativo que el normal.

Bibliografía:

  •  DSM IV
  • Brenot, P. “El genio y la locura”
  • Eysenck, H. “Creativity and personality: an attemp to bridge divergent traditions”
  • Herssman, J. y Lieb “maniac depression and creativity”
  • Sandblom, P. “Enfermedad y creación. Cómo influye la enfermedad en la literatura y la música.”
  • Romo, M. “El trastorno psicológico del artista, ¿Mito o Realidad?
  • Millon , T. y Davis, R. “Trastornos de personalidad, más allá de DSM IV”.
  • Bachelard, G. “La poética del espacio”
  • Koolhaas, R. “Delirio en NY.”
  • Ito, T. estracto sobre el espacio fluido.
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  • Referencias:
  • pinturas de André Bretón
  • collages de Max Ernst
  • fotografía surrealista de Parke Harrison
  • imágen del estudio de Apollinarire y de George Braque
  • Imágenes del museo Etnográfico de Trocadero
  • Le Corbusier, apartamento Beistegui y villa Steim
  • ejercicios de cadáveres exquisitos en una universidad de méjico
  • Rem Koolhaas: Agadir, La ciudad del globo cautivo, casa en París, edificio en la nueva ciudad del TGV, proyecto ara La Villette, NY athletic Club, proyecto Gaudiniano, teatro de danza de la Haya.
  • Montajes de Dionisio González.
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